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El desorden, causa principal del fracaso en la política

No debe existir producto más exitoso en la historia de la humanidad que el socialismo, lo digo yo, un derechista militante. Veamos mis razones.

Si mañana se descubriera que Burger King o McDonald’s envenenaron al 60% de sus consumidores, estarían condenadas a la quiebra, y si la Coca Cola fuera responsable del 80% de los casos de cáncer de estomago, desaparecía en minutos. Pero ¿por qué una ideología política como el socialismo, que lleva 100 millones de muertos, goza de un aura de santidad? Porque los socialistas son expertos en marketing. Sí, los enemigos del comercio son, paradójicamente, los mejores vendedores.

Los socialistas siempre tienen un plan de largo plazo, por eso las pequeñas derrotas electorales no les afectan, hábilmente las capitalizan para la siguiente elección. La izquierda cuenta con un mensaje a transmitir; por ejemplo, “CAMBIO” fue el mensaje que permitió que Barack Obama llegara al poder en noviembre de 2008. Los partidos socialistas son empresas organizadas, tienen unidades de planificación, de logística, de mercadeo y de medios. La izquierda entiende muy bien el rudo juego de la política, por eso no deja ningún flanco descuidado, tienen académicos, periodistas, influencers e incluso la ayuda de tontos útiles que se encargan de repetir sus consignas.

En su libro Las Leyes Malas, Alberto Mansueti, quizás el más grande politólogo de Hispanoamérica, explica que el problema de nuestros países es la ausencia de una fuerza política que ponga contención a la izquierda. Para Mansueti, la falta de doctrina, la concentración en el corto plazo y el desorden son los causantes del fracaso de la oposición. Entonces, ¿qué deben hacer los nuevos políticos para no repetir este patrón de chascos?

Primero, establecer una fuerte identidad política, pues, por naturaleza, el ser humano necesita un referente; la frase “ni de izquierda ni derecha” es causa de confusión, ¿compraría un producto que diga “ni agua ni aceite”?

Segundo, identificar un nicho de mercado político. Ya es hora que los políticos en Latinoamérica dejen de repetir las campanas de la izquierda. Si la derecha defiende los gobiernos limitados, la propiedad privada y los mercados libres, entonces, nuestro nicho de mercado son los comerciantes informales, los ahorristas y los trabajadores de cuenta propia, ese debe ser nuestro segmento duro a representar.

Tercero, establecer partidos con una dimensión doctrinal, una escuela de cuadros, una red de mercadeo y un buen plan de penetración de mercado. Por ejemplo, mientras todos hablan de corrupción, democracia o género, nuestros candidatos deberán presentar propuestas como el impuesto único, el cierre del banco central y la apertura al capital financiero internacional.

Cuarto, dejar la obsesión por el corto plazo. Mis charlas con políticos siempre terminan en: “es bueno el plan, pero con eso no ganamos la siguiente elección”. Lastimosamente, eso es muy funcional a los planes de la izquierda.

Quinto, entender que la política es una ciencia que tiene su propia epistemología. Para hacer acción política eficiente y eficaz es necesario estudiarla y conocerla, las buenas intenciones son necesarias, pero insuficientes.

@hugobalderrama

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