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Devenir histórico y jurídico de la tropelía del Carnet de la Patria

“…No nos rendiremos jamás…”

Sir Winston Churchill

Discurso ante el Parlamento Británico del 4 de junio de 1941.

Modernamente en Venezuela a partir de la Constitución de 1936 se incluyeron los Principios de Identificación e Información ciudadana, lo cual se concretó a través del texto normativo de rango legal denominado Ley Orgánica de Identificación, que consagraba estos derechos a través de la emisión de la cédula de identidad, cuyo origen data del año 1942. La Constitución Venezolana del año 1999 —última Carta Magna venezolana hasta la fecha— recogía los derechos anteriormente enunciados y añadía otros principios, como su garantía en forma de Habeas Data (Artículo 28 Constitución Venezolana), y la facilidad de posibilidad de acceso a su información personal por parte de los ciudadanos.

Esta última garantía y principios enunciados llevaron a la entrada en vigencia en el año 2010 de la Ley Orgánica de Registro Civil, la cual preveía un mecanismo de automatización en el cual la cédula de identidad venezolana pudiera entrar a un sistema junto con todos los otros actos civiles del ciudadano, a fin de que el interesado pudiera tener acceso a ellos a través de una vía automatizada con objeto de garantizar los derechos protegidos. No obstante, el mecanismo establecido en el referido cuerpo normativo solo quedó como un simple deseo parlamentario y hasta la fecha no se ha hecho más nada al respecto.

Lo anterior es de sumo interés, toda vez que establece de modo sucinto la manera constitucional, legal y legítima en la cual el Estado venezolano ha garantizado el acceso a la identidad e información de los ciudadanos, sin ninguna clase de sesgo político, religioso o ideológico, respetando las garantías establecidas en los principios constitucionales que le dan forma a la nación.

LA ERA DEL CARNET

Ahora bien, desde enero de 2017 el autoritario régimen de Nicolás Maduro, a fin de acrecentar aún más la desigualdad social y fomentar el odio entre venezolanos, tuvo la nefasta iniciativa de establecer un inconstitucional, ilegal e ilegítimo sistema denominado “Carnet de la Patria”, una estructura de identificación exactamente igual a la cédula de identidad; de hecho, el número de cédula es uno de los requisitos del referido carnet, además de ciertos datos que vulneran en gran medida los principios de privacidad de cada ser humano por los señalamientos personales que deben realizarse al momento de su inscripción. Por esta razón -en su mayoría- el pueblo venezolano se negó a inscribirse en el sistema, y en su actuar vandálico el régimen venezolano comenzó a extorsionar sobre todo a la clase más vulnerable económicamente del país —que se ha multiplicado rápidamente desde el año 1999—, señalando que solo podrían tener determinados beneficios sociales aquellos ciudadanos que se inscribieran en dicho mecanismo, pues “solo ellos forman el pueblo” y, por tanto, los individuos que desea el Estado (entendiendo que este régimen tiránico pretende unir las nociones de Estado y régimen en una sola), creando así un método más de control social.

Esta clase de mecanismos coercitivos ilegítimos establecen que solo los adeptos al régimen sean considerados personas o, mejor dicho,  súbditos de primera ante la tiranía y no ciudadanos, pues la actitud servil no es propia de ciudadanos, a tal nivel que mecanismos tan groseros y procaces solo se han desarrollado en regímenes tan totalitarios como este, teniendo antecedentes como la Italia Fascista o el Nazismo alemán, en los cuales precisamente se solicitaba a los individuos la inscripción en el partido fascista y nazi a fin de tener el trato de primera y no ser vetados de beneficios sociales en un principio y, posteriormente, de las más sencillas necesidades. Siendo evidentemente los adversarios políticos excluidos de la oportunidad de inscripción en este tipo de regímenes.

En el caso venezolano, en un primer momento, en efecto, el carnet de la patria fue utilizado por parte del régimen tiránico como instrumento de coerción ilegítima a fin de entregar dádivas al pueblo que se inscribía y así garantizar su afiliación, toda vez que al existir lamentablemente en Venezuela la confusión entre Estado, Nación y Régimen, no es necesaria la inscripción en el partido de gobierno, sino en el carnet de la patria para que la élite del gobierno tenga control de los ciudadanos.

DEL CLAP Y OTROS CUENTOS

Ante el recrudecimiento del desastre económico en Venezuela producto del mal manejo del régimen de Nicolás Maduro, el acceso a los bienes y servicios más sencillos se tornó imposible, razón por la cual la población se tornó al primer nivel de la pirámide de las necesidades de Abraham Maslow que es el de la simple subsistencia, teniendo como principal necesidad la alimentación, lo cual el régimen pretendió garantizar a través de los llamados “Comité Locales de Abastecimiento y Producción” (CLAP), que a usanza soviética pretendían otorgar en venta alimentos exclusivamente a las personas que apoyaran al régimen, lo cual podían medir a través del carnet de la patria, y en efecto, comenzaron a entregar exclusivamente la venta de estos productos a aquellos inscritos en el sistema.

*(No obstante, el estado famélico de la población venezolana es notorio, pues incluso este mecanismo (Clap), a pesar de lo discriminatorio que es, llega una vez al mes en el mejor de los casos, garantizando porciones para una sola persona -mal alimentada- por una semana y es entregado a nivel familiar).

Ahora bien, ante la reciente pérdida de CITGO y la quiebra de su industria petrolera, el régimen venezolano ha debido buscar dinero de cualquier parte y, por lo tanto, ha comprendido que debe aumentar los precios de la gasolina que son absurdos e irrisorios, pudiendo comprarse con apenas 0,04 bS hasta 1.000 litros de gasolina de la más alta gama. Entonces se estableció a toda carrera los primeros días de agosto la inscripción de todo el parque vehicular venezolano en el “Carnet de la Patria”, aún cuando todos estos datos ya se encuentran en el Registro Original de Vehículos Particulares, Carga, Transporte Público, Privados de Personas del Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT), a fin de dar un subsidio la gasolina, que aumentará irremediablemente de precio.

Este ha sido el último descalabro del régimen en cuanto al Carnet de la Patria, a través del cual sigue vulnerando no solo el Estado Social de Derecho y Justicia establecido en la Constitución, sino los Principios de Igualdad y no Discriminación establecidos en el texto constitucional en su artículo 21, y en los diferentes tratados internacionales sobre Derechos Humanos. Cada vez es más tenue la separación del régimen tiránico totalitario de Nicolás Maduro con los regímenes fascistas y nazis del siglo XX, toda vez que ya las herramientas de coerción y control social las está implementando en su totalidad.

@cperezguevara

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