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Cuatro pasos estratégicos para la acción política

Lamentablemente existe algo peor que tener un mal gobierno: las malas oposiciones. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) en Venezuela y la Unidad Nacional (UN) de Bolivia son partidos políticos funcionales a las tiranías en esas dos naciones. En ambos casos solo compiten por pequeños espacios de poder en el congreso o en las alcaldías de las ciudades. Además, sus líderes son repetidores de las consignas socialistas de educación y salud “gratuitas”. La filósofa venezolana Yorbis Esparragoza, brillantemente, describe ese comportamiento como una “competencia de élites herméticas”.

¿Y qué pasa con las personas no socialistas que quieren ingresar a la política? Fiel a nuestra idiosincrasia, los hispanos consideramos que las buenas intenciones y las buenas personas son lo único que se necesita para el ejercicio de la política.  Con esa falta de visión es imposible enfrentar a la izquierda, la fuerza política que actualmente tiene el poder y el dominio de gran parte de nuestro continente. Carecer de un plan estratégico es el error más común de los nuevos partidos políticos en América Latina.

La planificación estratégica es un proceso sistemático de desarrollo e implementación de planes para alcanzar objetivos. Proceso que puede ser aplicado, tanto por empresas productoras de chorizo, como por partidos políticos. Al final de cuentas, la conformación de partidos es una actividad empresarial con características muy particulares, pero empresa al fin. Por ello, en este articulo presentamos cuatro sencillos pasos para las nuevas fuerzas políticas.

Primero, dejar las ambigüedades y cobardías doctrinales, y entender que la única salida de la izquierda es por la derecha. Si las políticas socialistas son el Camino de Servidumbre descrito por Friederich Hayek, las políticas de derecha son el rumbo a la libertad. Mientras la izquierda es desorden, conflicto y escasez; la derecha es orden, paz y trabajo. La frase “ni de izquierda ni de derecha” solo sirve para proteger al socialismo. 

Segundo, identificar un nicho de mercado. Así lo hizo Evo Morales y ahora gobierna con el apoyo duro de las seis federaciones de productores de coca. Entonces, la derecha debe canalizar las demandas de la gente de trabajo, de los pequeños empresarios, de los comerciantes informales y de los ahorristas. La misión de la nueva derecha es representar políticamente a todas las víctimas del socialismo y el mercantilismo.

Tercero, poner una agenda en discusión que debe estar enfocada en los cambios estructurales y profundos. Hablar de las soluciones a la inflación, reducción del gasto fiscal, recuperación del derecho propietario, de la libertad de comercio, las rebajas tributarias. En síntesis, hacer política y no politiquería. La visión es la transformación del actual sistema inmoral a uno más viable y ético. La solidez de principios es la mejor campaña publicitaria.

Cuarto, tener planes de acción para la toma del poder. Acciones destinadas a ganar votos y obtener músculo político. Pero también se debe contar con un plan de gobierno  (parte esencial del marketing político) para ofrecer a la gente: una fuerza política orgullosa de su identidad de derecha que, principalmente, sea enemiga de la demagogia. La derogación de leyes contrarias al mercado libre, al gobierno limitado y la propiedad privada deben ser la meta final. La derecha no ofrece almuerzos “gratis”, ofrece libertad para que la gente se gane lo propio.

Para derrotar a la izquierda se necesitan tácticas y técnicas eficaces y eficientes, y en eso la izquierda lleva ventaja.

@hugobalderrama

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